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lunes, 11 de enero de 2021

LA BOA – Juan José Arreola

Juan José Arreola Zúñiga (Zapotlán el Grande —actual Ciudad Guzmán—, 1918 – Guadalajara, 2001). Editor, docente y escritor mexicano. A temprana edad se desempeñó como encuadernador, trabajador de imprenta y actor de radionovelas y obras teatrales. Entre 1943 y 1945 fue colaborador del periódico El Occidental, de Guadalajara, como articulista y jefe de circulación. También trabajó como traductor, redactor y corrector en el departamento técnico del Fondo de Cultura Económica y como docente en El Colegio de México, en la escuela de Teatro del INBA y en el Centro Mexicano de Escritores. En el transcurso de su exitosa y nutrida carrera literaria, publicó los libros Sueño de Navidad (cuento, 1941); Hizo el bien mientras vivió (1943); Varia invención (cuentos, 1949); Confabulario (cuentos, 1952); La hora de todos (1954); Confabulario total (cuentos, 1962); La feria (novela, 1963); Palíndroma (cuentos, 1971); Bestiario (cuentos, 1972) –volumen al que pertenece el texto que aquí les presento-; La palabra educación (ensayo, 1973); Y ahora la mujer (ensayo, 1975); Inventario (ensayo, 1976); y "Tú y yo somos uno mismo" (1988); entre otros. Fue galardonado con el Premio Jalisco de Literatura (1952); el Premio Xavier Villaurrutia (1963); el Premio Nacional en Letras de México (1979),  el Premio Juan Rulfo (1992); el Premio Alfonso Reyes y el Premio Ramón López Velarde.




LA BOA

Carátula de: Bestiario (Editorial Joaquín Mortiz, México - 2015), de Juan José Arreola

La proposición de la boa es tan irracional que seduce inmediatamente al conejo, antes de que pueda dar su consentimiento. Apenas si hace falta un masaje previo y una lubricación de saliva superficial.

La absorción se inicia fácilmente y el conejo se entrega en una asfixia sin pataleo. Desaparecen la cabeza y las patas delanteras. Pero a medio bocado sobrevienen las angustias de un taponamiento definitivo. En ayuda de la boa transcurren los últimos instantes de vida del conejo, que avanza y desaparece propulsado en el túnel costillar por cada vez más tenues estertores.

La boa se da cuenta entonces de que asumió un paquete de graves responsabilidades, y empieza la pelea digestiva, la verdadera lucha contra el conejo. Lo ataca desde la periferia al centro, con abundantes secreciones de jugo gástrico, embalsamándolo en capas sucesivas. Pelo, piel, tejidos y vísceras son cuidadosamente tratados y disueltos en el acarreo del estómago. El esqueleto se somete por último a un proceso de quebrantamiento y trituración, a base de contracciones y golpeteos laterales.

Después de varias semanas, la boa victoriosa, que ha sobrevivido a una larga serie de intoxicaciones, abandona los últimos recuerdos del conejo bajo la forma de pequeñas astillas de hueso laboriosamente pulimentadas.

5 comentarios:

  1. Hermoso! Casi parece un cuento de terror! Cómo detalla la digestión, digamosle, de la boa es genial.

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  2. MACABRO....muy parecido a lo que algunos políticos hacen con nuestros pueblos.

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  3. Mientras lo leía me imaginaba una realidad, la que estamos viviendo en muchas partes del mundo, los políticos nos están engullendo y nos nos damos cuanta.

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