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lunes, 22 de marzo de 2021

EDIFICIO UNO – Pía Barros

Pía Barros Bravo (Melipilla, Chile, 1956). Editora, docente y escritora chilena. Perteneció a la llamada generación de los 80 chilena. ha sido miembro del directorio de la Sociedad de Escritores de Chile, desde 1976 dirige los talleres literarios Ergo Sum y en la actualidad es directora de Ediciones Asterión. Ha desarrollado una importante carrera literaria dedicada a la narrativa, y entre sus publicaciones destacan Miedos transitorios (cuentos, 1985); A horcajadas (cuentos, 1990); El tono menor del deseo (novela, 1991); Astride (novela, 1992); Signos bajo la piel (cuentos, 1994); Ropa usada (Cuentos, 2000); Lo que ya nos encontró (novela digital, 2001); Los que sobran (cuentos, 2002); Llamadas perdidas (microficciones, 2006); El lugar del otro (cuentos, 2010); Las tristes (cuentos, 2015) y Hebras (microficciones, 2020) –libro del que forma parte el texto que encontrarán seguidamente-. Además, ha publicado una treintena de libros-objeto con material literario ilustrado por destacados artistas gráficos chilenos, por lo que obtuvo el Fondart (Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes) en dos oportunidades. Fue finalista del Premio Altazor en dos ocasiones: en el año 2003 por Los que sobran y en el año 2008 por La Grandmother y otros; y recibió el Premio Altazor (2011), por El lugar del otro y el Premio Lygia Fagundes Telles (2015), otorgado durante las VIII Jornadas de Mulhieres Escritoras de Brasil.

Cuento que se publica íntegramente, con la autorización de Pía Barros ()




EDIFICIO UNO

Carátula de: Hebras (Editorial Asterión, Santiago de Chile - 2020), de Pía Barros

La chica hace señas desde la ventana hasta que consigue la atención de la mujer cabizbaja en el edificio del frente, tercer departamento, octava ventana. La mujer se pone de pie sosteniéndose en el marco. 

Desde la otra vereda, la chica saca un parlante y micrófono en mano comienza, sobrecogida, la canción. Las otras ventanas se abren poco a poco para oírla, y llorar junto a ella en cada nota. 

La mujer demacrada de la ventana, cruza los brazos sobre el pecho en señal de amor. Con las manos, gesticula enviando besos al aire. Luego, se sostiene del marco y sube al borde. En el gesto, abraza a la chica que se abraza a sí misma en reconocimiento. La mujer salta al vacío con los brazos llenos de la imagen de la chica del otro lado de la acerca. 

La chica solloza “Adiós mamá” y los balcones cierran postigos uno a uno. 

Mañana habrá más despedidas a lo lejos.

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