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jueves, 15 de noviembre de 2018

MARLON MEZA TENI: Confesiones


Marlon Meza Teni
Libros de Marlon Meza Teni: El paladar del lobo, Miettes de lunes y Secretos de café con fin
Marlon Meza Teni
Libros de Marlon Meza Teni: Cuentos guatemaltecos, Cuentos migratorios y Coreografía del desencanto
Marlon Meza Teni


Todo comenzó en una feria del libro, creo que en la FILVEN 2016. Otto y yo veíamos el panorama y nos encontramos con el stand de la Editorial Popular, donde siempre nos gustaba comprar porque manejaban buenos precios y tenían una colección de libros de cuentos que siempre llamaba nuestra atención, pues eran (son) selecciones de cuentos y autores de diferentes países, que nos permitían conocer nuevos nombres y textos. En casa ya teníamos Cuentos brasileños, Cuentos nicas, Cuentos panameños..., y ese día conseguimos Cuentos guatemaltecos.

Tiempo después, Otto comenzó a leer el libro y a contarme los hallazgos que hacía: cuentos que le parecían interesantes, autores que iba descubriendo... Y un día me dijo: “Tengo que leerte este cuento, ¡es muy bueno!”. Se trataba de un texto titulado Jardín de niños, de Marlon Meza Teni. Cuando terminó de leérmelo, me preguntó: “¿verdad que está bueno para publicarlo en el blog?”, a lo que no dudé en responder que sí, pues a mí también me había encantado.

Entonces comenzó la búsqueda: indagando en Internet pude saber más sobre Meza Teni, leí algunos de sus artículos, revisé su blog, y cada lectura me convencía más de querer contactarlo; luego lo seguí en Twitter y, finalmente, le pedí amistad en Facebook, haciéndole llegar un mensaje en el que le hablaba sobre mi proyecto y le invitaba a participar con alguno de sus cuentos. Días después recibí su respuesta, concretamos la publicación de su cuento Animales domésticos para la soledad y nos mantuvimos en contacto a través de likes y comentarios en FB.

Meses más tarde, Meza Teni ganó el Certamen BAM Letras 2018 con su libro Coreografía del desencanto, y anunció que vendría a Guatemala a presentarlo, con lo cual la posibilidad de conocerlo (y entrevistarlo) apareció en el horizonte. Mensajes de Facebook y correos electrónicos fueron y vinieron, hasta que una tarde lluviosa, pocos días antes de su regreso a Francia, nos reunimos en la librería Sophos.

Sobra decir que la experiencia de conocerlo personalmente fue maravillosa. Conversamos sobre la vida, la música y la literatura, compartimos anécdotas y risas, y hasta nos dio tiempo de hacer la entrevista... Lo mejor de todo fue que, más allá de conocer al escritor, tuvimos la oportunidad de descubrir a un hombre con una sensibilidad impresionante, un sentido del humor y de la ironía delicioso, y una pasión por la literatura (y por el arte en general) que transmite en cada palabra.

Por todo eso, hoy me complace presentarles el producto del gratísimo diálogo que sostuvimos ese día, esperando que lo disfruten tanto como lo disfrutamos Otto y yo, y agradeciendo infinitamente a Marlon Meza Teni su buena disposición, su amenidad y el inolvidable momento compartido.

Les presento, pues, a Marlon Meza Teni.

Adriana Rodríguez: Cuéntame sobre tu infancia: ¿cómo describirías esos primeros años de vida?

Marlon Meza Teni: Viví en Guatemala, cuando las calles y las colonias aún no eran cárceles privadas y no existían las garitas con guardias armados. Mi vecino y mi amigo de infancia era Robin García, que más tarde llegó a ser líder estudiantil, fue secuestrado, torturado y asesinado por el ejército en la década de los años setenta. Con Robin íbamos a barranquear y a jugar fútbol en los montículos de las ruinas mayas de Kaminal Juyú, sin imaginar lo que había abajo. Fue una época muy hermosa a la que yo siempre llamo “mi era de las nubes”. Callejeé y jugué lo que entonces se jugaba: cincos, trompos, matados, escondites, botellas para robar besos a las niñas, volé barriletes y por supuesto jugué mucho fútbol. Lo esencial de mi niñez es la que narro en la primera parte del cuento “Jardín de niños” (Editorial Popular de España)

AR: ¿En qué profesión te veías cuando eras niño? ¿O te interesaba más un oficio particular?

MMT: Siempre creí que iba a ser futbolista profesional pero también escritor y músico. Al final a lo único que tuve que renunciar fue al fútbol cuando hubo que tomar una decisión entre la música o una carrera como futbolista.

AR: ¿Cuál fue la circunstancia que crees marcó tu acercamiento con la literatura?

MMT: La violencia y la curiosidad, sin duda. No me gustaba el mundo tal y como me lo pintaban los adultos, siempre fui un niño y un adolescente con demasiadas inquietudes y excesiva imaginación. Mi hermana mayor, que no vivía en casa y a la que yo veía solo los sábados, tenía una pequeña biblioteca. Sus libros me llamaban mucho la atención y yo le preguntaba de qué trataban, y ella me contaba con mucha escuela las historias que cada uno tenía adentro. También el libro que mi mamá me regaló un día que fue de compras y me dejó esperando en el carro. Cuando volvió traía el Quijote entre sus paquetes con una gran sonrisa. A las pocas semanas mi papá me regaló un diccionario enciclopédico y entonces pensé que tenía casi todo. En alguna entrevista me preguntaron qué libro me llevaría a una isla desierta…“un diccionario, respondí, ahí están todos los libros y lo único que hay que hacer es descubrir cómo tejer lo que hay adentro”; y aunque hoy soy agnóstico la Biblia contó mucho, la leí y releí porque me parecía un libro lleno de poesía, historia, amor y absurdo.

AR: ¿Cuál fue el primer libro que te enamoró? ¿Fue El Quijote, o se trató de algún otro?

MMT: Guayacán de Virgilio Rodríguez Macal.

AR: ¿Hay algún género que, a la hora de leer, prefieras sobre los otros?

MMT: Yo soy lector voraz, leo de todo, hasta las indicaciones completas que vienen adentro de las medicinas, los rótulos callejeros, la poesía en los baños de los restaurantes. Tengo una sed enfermiza por leer cualquier cosa escrita en dondequiera que esté. Pero hablando de literatura, sin duda alguna el cuento.

AR: Además de narrativa, ¿hay algún otro género que te guste (o que te gustaría) escribir?

MMT: La poesía es el taller en donde todo se origina, y creo que poesía y cuento van de la mano. Cada vez que estoy escribiendo un libro de cuentos, estoy escribiendo al lado otro de poesía. Uno sostiene al otro. No hay que olvidar que en la antigüedad cuento y poesía eran un solo género, y en lo personal disfruto mucho de la intensidad que exigen ambos géneros desde la primera hasta la última frase.

AR: Sabemos que, además de escritor, eres músico y fotógrafo. Háblame de esas pasiones.

MMT: Son pasiones que van de la mano. Empecé a estudiar música desde muy pequeño porque había un piano en mi casa. En el caso de la fotografía, mi abuelo me regaló una cámara cuando tenía diez años pensando que me iba a servir más bien como juguete, pero me la tomé muy en serio. Con una cámara entre las manos soy capaz de hacer muchas cosas que no haría en situaciones normales, hablarle a las personas en la calle, saltar barreras, a veces incluso me he puesto en peligro, me convierto en una especie de paparazzi que intenta captar todo lo que sucede a mi alrededor. La fotografía es en realidad una variación literaria, una manera de contar historias, una poesía que se ve; pero a la base siempre está la música. En la práctica la música me da de vivir, la literatura me lleva al otro lado del espejo, y la fotografía es una variación puramente visual de las dos anteriores. Es todo un balance.

AR: ¿Cómo fue la experiencia del primer libro publicado?

MMT: Habíamos hecho un libro con un grupo de amigos en París, varios escritores latinoamericanos que nos juntábamos en un café de la calle des Canettes, y un día Fernando Aínsa nos propuso ordenar y publicar una antología. Se publicó entonces Cuentos migratorios, en el año 2000. Yo salí con una experiencia bastante insípida de esa historia en donde todo mundo se peleó con el editor mexicano. El único que alcanzó mucha fama y notoriedad de aquel grupo fue mi amigo colombiano Pablo Montoya, que ya ganó el Premio Rómulo Gallegos y otros más.

El año siguiente, por un gesto de cortesía de un editor guatemalteco, se publicó Secretos de café con fin. El libro salió en Guatemala en 2001 y tuvo muy buena crítica; el doctor Jorge Carrol, a quien yo no conocía entonces y que para la época tenía una columna que se llamaba ‘Los libros no muerden’, escribió una reseña muy esperanzadora que hasta hoy me ha servido.

AR: ¿Te has enfrentado a la famosa y temida “página en blanco”?

MMT: Siempre, aunque creo que se trata más bien de una angustia existencial, por eso mantengo muchas carpetas abiertas. La página en blanco se intensifica cuando solo tenés un libro en particular en el que estás trabajando, pero deja de serlo si la escritura se vuelve una disciplina cotidiana. El trabajo del escritor es un trabajo como cualquier otro, un asunto serio al que hay que enfrentarse de manera rigurosa, como el de un médico efectuando una operación a corazón abierto. Nadie imagina a un cirujano dejar pendiente a un cuerpo que ya tiene abierto solo por un capricho pasajero.

AR: Cuéntame sobre tus influencias literarias, si las hay.

MMT: Yo creo que todos los libros que he leído influyen en el misterio del ritmo cuando la música decide juntarse con la imaginación. Incluso mis partituras, los sueños y las pesadillas, las películas que veo, las grabaciones que oigo, las pláticas callejeras o las del supermercado, todo para mí es una influencia literaria, no solo los libros.

AR: ¿Cuál es el libro que más has disfrutado escribir?

MMT: Secretos de café con fin fue un libro con el que me la pasé muy bien y del que no tengo ningún recuerdo negativo. Después de su publicación empecé a acumular más cuentos y me pasé a escribir un libro gigante, del que en realidad surge Coreografía del desencanto, un libro llamado París Blues, que hasta hoy tiene setenta y tres cuentos terminados. De esos setenta y tres cuentos saqué los veinte inéditos de Coreografía del desencanto que ganaron el Premio BAM Letras, y que disfruté casi tanto como Secretos de café con fin.

AR: ¿Cuál es el libro que más has disfrutado leer?

MMT: Son muchos, es imposible citar solo uno: Guayacán, de Rodríguez Macal, lo he leído decenas de veces. Tokio Blues, que en realidad se llama Norwegian Wood, de Haruki Murakami; también me encantó La noche del oráculo de Paul Auster; Las hojas de hierba, de Walt Whitman, por supuesto; hay un autor español al que casi nadie menciona que para mí es esencial, Rafael Pérez Estrada; y por supuesto la poesía completa de Mario Benedetti, que es una sinfonía de voces y sonidos. Pero igual acabo de traicionar a un montón de libros al no mencionarlos.

AR: Háblame de tus fuentes de inspiración.

MMT: Lo más cercano a una fuente de inspiración en mi caso son las geografías sentimentales, todos esos territorios que medio vemos pero que no comprendemos, aunque para serte sincero la inspiración es un misterio para mí. A veces parto de anécdotas y esas anécdotas se van desbordando hacia lo desconocido. En ocasiones solo tengo un principio y un final, y en otras no tengo más que una frase sin saber de dónde salió.

AR: Monterroso decía que los tres grandes temas de la literatura son el amor, la muerte y las moscas. Pensando en eso, ¿hay algún tema o tópico literario que te obsesione?

MMT: En distinto orden yo diría: la muerte, el amor, la música, y el desencanto. El desencanto es una fuente inagotable que da para largo.

AR: ¿En qué otra época de la historia de la humanidad te habría gustado vivir?

MMT: En varias, después de la Segunda Guerra Mundial, no aquí, sino en los Estados Unidos, en la mejor época del Jazz. Aunque también me habría gustado vivir a principios de siglo en Europa, durante La Belle Époque, a finales del siglo XIX y principios del XX, justo antes de la Primera Guerra Mundial.

AR: ¿Tienes algún ritual de escritura?

MMT: Mis lapiceros y mis cuadernos de notas tienen que estar ordenados, tengo muchos del lado izquierdo de mi escritorio, aunque lo que más me obsesiona es verificar que la impresora tenga tinta, si la impresora no tiene tinta es como si yo me hubiera desangrado personalmente, ya no puedo hacer nada, por eso siempre tengo varios cartuchos en mi escritorio, en caso de que sea necesaria una transfusión.

AR: ¿Hay algún sueño literario que todavía no se haya cumplido?

MMT: Los sueños literarios no se acaban, todos están por delante, y el día que un escritor los cree terminados supongo que es cuando atrapa el famoso síndrome de Bartleby, cambia de oficio, y deja de escribir para siempre.

AR: ¿Cuál de tus libros no debe faltar en nuestra biblioteca?

MMT: Por el momento Coreografía del desencanto.

AR: ¿A qué le teme Marlon Meza Teni?

MMT: A la estupidez y al dolor físico. Prefiero la soledad, a las pláticas con gente que solo te hace perder el tiempo, y la muerte antes que al dolor, tal vez porque ya soy suficientemente hipocondríaco.

AR: Una palabra que te guste mucho.

MMT: Caricia.

AR: Una palabra que te desagrade.

MMT: Deslealtad.

AR: Cinco libros que consideras que todos deberíamos leer.

MMT: Como guatemaltecos: La Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo; como poetas Las hojas de hierba, de Walt Whitman; y la poesía completa de Mario Benedetti, que es música. La Biblia, como un libro puramente histórico. Tokio Blues de Haruki Murakami, porque es la elegancia en el amor, pero acabo de traicionar a Montaigne, a Pascal, a Platón y a muchos más; es imposible citar solo cinco libros.

AR: Menciona tus tres cuentos (de otros autores) favoritos.

MMT: La euforia de los troyanos del escritor catalán Quim Monzó. Prefiguración de Lalo Cura, de Roberto Bolaño, y Un hombre sin suerte que me parece de lo mejor que he leído en los últimos años, de la escritora argentina Samanta Schweblin.

AR: ¿Hay alguna frase, que puedas recordar, que consideres como una máxima o lema?

MMT: Mientras haya salud es posible empezar todo de nuevo.

3 comentarios:

  1. Todo mi agradecimiento a Crónicas y Cuentos, y al entusiasmo de Adriana Rodríguez y Otto Pereda.

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  2. Lo sencillo y espontaneo de la entrevista, motiva mi próxima lectura, sera un cuento de Marlon Meza Teni. Felicitaciones a la entrevistadora Adriana

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  3. El agradecimiento es todo mío, Marlon, por el maravilloso momento compartido y por poder dar a conocer al gran hombre que hay detrás del gran escritor.
    Gracias, Luise, por la felicitación, y será genial que continúes leyendo cuentos de Meza Teni, por ejemplo, Animales domésticos para la soledad, que te presentamos aquí: https://leamoscuentosycronicas.blogspot.com/2017/09/animales-domesticos-para-la-soledad.html
    ¡Felices lecturas!

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